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Corina Kavanagh, la que inventó el edificio más icónico de CABA: cómo es y cuánto vale
SIGUE EN VENTA EL DEPARTAMENTO
ESTÁ EN EL PISO 14 DEL KAVANAGH, TIENE 750 M2 Y 8 AMBIENTES.
HISTORIA, MITOS Y LEGADO EN UNA PROPIEDAD ÚNICA FRENTE A PLAZA SAN MARTÍN.
ES UNO DE LOS INMUEBLES MÁS SIMBÓLICOS DE ARGENTINA Y EL PRIMER RASCACIELOS DE AMÉRICA DEL SUR.
En el piso más alto del Edificio Kavanagh, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y Monumento Histórico Nacional, está en venta uno de los departamentos más simbólicos de Buenos Aires: el penthouse original de Corina Kavanagh. Con 750 metros cuadrados y vistas panorámicas en 360 grados hacia la ciudad, el Río de la Plata y la Basílica del Santísimo Sacramento, esta propiedad icónica se ofrece por u$s2.600.000.
Más que una vivienda, se trata de una pieza clave del patrimonio urbano argentino, con cinco dormitorios en suite, salones amplios, terrazas privadas, grifería y revestimientos originales, además de refacciones que incorporaron materiales de alta gama. Es también una historia de amor, ruptura y poder que encierra varios mitos y leyendas urbanas.
La leyenda sostiene que Corina (también apodada Cora) Kavanagh, heredera millonaria y sin “linaje patricio”, fue rechazada por la familia Anchorena. Dolida por la imposibilidad de casarse con uno de sus miembros (llamado Aaron Anchorena), mandó a construir el rascacielos más alto de Sudamérica, en un terreno estratégico frente a Plaza San Martín, bloqueando la vista desde el palacio de sus antiguos pretendientes hacia su capilla privada.
Mariela Blanco, especialista en patrimonio y turismo cultural, autora del libro “La historia es noticia”, refuerza que la leyenda en torno a la construcción del Kavanagh es completamente falsa. “Mercedes Castellanos de Anchorena (mamá de Aaron), marquesa pontificia, falleció en 1920, mucho antes de que comenzara la obra en 1934. No hay pruebas de este supuesto romance ni de rivalidad entre ambas”.
Blanco destaca que este mito, que continúa circulando, fue utilizado como parte del marketing turístico. Pero es esencial entender que la construcción del Kavanagh no fue un acto de venganza. “El edificio fue una declaración de modernidad, un gesto audaz en una ciudad que comenzaba a transformarse”, explicó.
El edificio, con forma de barco, fue proyectado por los arquitectos Sánchez, Lagos y de la Torre. Inaugurado en 1936, se convirtió en el primer rascacielos de hormigón armado de Sudamérica. Sus 120 metros de altura, su trazado racionalista y su perfil escalonado rompieron con la lógica de la arquitectura clásica. El piso 14, reservado por Corina como su residencia personal, era el punto más alto y privilegiado.
Otros misterios
Corina Kavanagh, nacida en 1890, provenía de una familia irlandesa enriquecida en la Argentina rural. Su primer esposo, Guillermo Ham Kenny, un terrateniente millonario, le dejó una considerable herencia que le permitió emprender el proyecto inmobiliario más ambicioso de su tiempo.
Según testimonios, vendió varias estancias para financiar la construcción de la torre. Nunca tuvo hijos y sus tres matrimonios fueron breves. Murió en 1984, poco antes de cumplir 94 años.
“Corina, dicen los trascendidos, prefería su casa de Olivos”, contó Iuri Izrastzoff, de Izrastzoff Inmobiliaria. “Pero su marca está ahí: impulsó una obra que obligó a adaptar la industria de la construcción”.
CÓMO SE REFACCIONÓ Y PARA QUIÉN ES IDEAL
El departamento fue refaccionado con criterios contemporáneos, pero mantiene detalles originales como picaportes y columnas jónicas en terrazas. Según Pablo Barrera, team leader y gerente comercial de Alto Grande Desarrollos, “combina lo mejor de dos mundos: la solidez arquitectónica y la comodidad actual”.
Barrera explicó que el perfil del comprador ideal es alguien que valore la historia, la ubicación y la singularidad del inmueble. Las expensas ascienden a $2.300.000 mensuales, con ABL de $300.000, e incluyen servicio de ascensorista, seguridad 24 horas y mantenimiento de instalaciones centrales.
El interior cuenta con salón de recepción, living con acceso a terraza privada, comedor, cocina con visuales abiertas a la Plaza San Martín, cinco suites, lavadero, dependencias de servicio y doble circulación, todo bañado por luz natural.
El ingreso a la propiedad es una experiencia única. Luego de entrar al penthouse, te recibe un hall de recepción amplio y elegante. Desde allí, se llega a la terraza principal, un espacio destacado que combina privacidad, amplitud y una vista privilegiada.
Uno de los grandes diferenciales del penthouse es el uso de pisos de mármol importados, que aportan lujo y carácter a cada ambiente. “Además, se realizaron renovaciones completas en las instalaciones eléctricas y sanitarias”, acotó Barrera.
El penthouse marca un cambio en la forma de vivir, no solo es un espacio exclusivo, sino una pieza clave del ADN urbano porteño.
Mercado y revalorización
El mercado de propiedades únicas en Buenos Aires es reducido y segmentado. Para las inmobiliarias de lujo, el desafío es comunicar el valor intangible de vivir en un emblema de la ciudad. “Es una pieza de colección que compite internacionalmente”, señaló Barrera.
La zona de Retiro, donde se encuentra el edificio, atraviesa un proceso de revalorización urbana. Según Barrera, “una propiedad de estas características podría valorizarse hasta un 40% en los próximos tres años, dada su exclusividad y la escasez de inmuebles comparables”.
El inmueble conserva el servicio de ascensorista, un rasgo que remite a una forma de habitar más ceremonial. Desde el punto de vista arquitectónico, el Kavanagh también marca el inicio de un nuevo ciclo de verticalidad en la ciudad.
“Es el primer hito que rompe con la escala clásica porteña. A partir de su inauguración, Buenos Aires comenzó a pensarse también en altura”, remarcó Izrastzoff.
Su impacto fue tal que modificó la forma de construir. Los ingenieros debieron desarrollar materiales y sistemas inexistentes hasta entonces para alcanzar los objetivos de la obra.
Fuente: La Voz Inmobiliaria
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