El Autor del Best Seller “La Psicología del Dinero” Revela Qué Significa la Compra de una Casa
Morgan Housel sostiene que las razones de las adicciones y hasta los suicidios pueden tener relación con el déficit habitacional.
* 13 de julio de 2025
* 00:10
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Morgan Housel, autor de “La psicología del dinero”, explora el impacto emocional y social del acceso a la vivienda más allá de lo financiero.
En tiempos donde comprar una casa parece un lujo inalcanzable y alquilar se vive como una derrota, una de las voces más influyentes de las finanzas personales propone un cambio de perspectiva radical. Morgan Housel sugiere dejar de pensar en la vivienda como una inversión. Para él, una casa no es una apuesta económica ni una estrategia de acumulación: es el escenario emocional donde transcurre la vida.
“No tengo recuerdos del primer paso de mi hija en mi fondo de inversión, pero sí los tengo en la casa que vendí hace ocho meses”, reconoce. Acaba de desprenderse de su propiedad en Seattle, una ciudad donde los precios se dispararon en los últimos años. Aunque la operación le generó una ganancia, lo que más le costó, admite, fue dejar atrás el lugar donde celebró Navidades, vio crecer a sus hijos y formó su hogar.
Las casas no solo representan un activo financiero, sino el espacio donde se desarrollan experiencias y recuerdos personales. Desde su perspectiva, el acceso a una vivienda digna no es solo un desafío económico, sino una crisis social profunda que se agrava con el tiempo. Housel sostiene que “todo, desde las adicciones hasta los suicidios y la falta de oportunidades, se puede rastrear en parte al déficit habitacional que empuja cada vez a más personas fuera del mercado”.
Las estadísticas en Estados Unidos acompañan su diagnóstico: la venta de viviendas alcanzó su nivel más bajo desde 1995. Pero, para él, el problema no se limita a lo financiero. “Durante los últimos 50 años no se construyeron suficientes casas”, advierte, poniendo el foco en un déficit estructural que atraviesa varias generaciones.
Comprar Si es Posible o Alquilar Sin Culpa
Uno de los errores más frecuentes, según Housel, es pensar en la compra de una casa como una jugada financiera. Él mismo se aleja de ese paradigma. “Las tres viviendas que compré en mi vida no fueron oportunidades. No hice un gran negocio con ninguna. Simplemente eran lugares seguros y accesibles para vivir con mi familia”, asegura.
Su recomendación es concreta: comprar solo si se puede pagar sin comprometer la estabilidad financiera y si hay intención de quedarse al menos entre cinco y diez años. En cambio, sugiere alquilar sin culpa cuando lo que se necesita es movilidad, libertad o adaptación a cambios laborales y vitales. Desde su experiencia personal, destaca que alquiló durante una década, vivió en cinco ciudades distintas y se mudó con su esposa cada vez que surgía una nueva oportunidad profesional.
“La semana en que nació mi hijo sentí que necesitaba una casa propia. Fue una necesidad emocional, no financiera. Quería que nadie pudiera decirme que tenía que irme”, recuerda. La compra de una vivienda, en su caso, fue una decisión de vida, no una inversión.
Casas Más Grandes, Expectativas Más Altas
Housel también aborda el cambio en la percepción cultural sobre lo que significa una vivienda “adecuada”. Según explica, en los últimos 70 años el tamaño promedio de una casa en Estados Unidos casi se duplicó, y no necesariamente por una cuestión demográfica. “Eso no se debe solo al crecimiento poblacional, sino a nuestras expectativas”, plantea.
El aumento en el tamaño promedio de las viviendas responde a expectativas culturales y económicas que generan nuevas dificultades para quienes compran por primera vez. “Queremos casas más grandes que las de nuestros padres, con mejores electrodomésticos y en barrios mejores. Todo eso tiene un costo”, subraya.
El Mito del Alquiler como “Dinero Tirado”
Otro de los mitos que Housel se ocupa de desmontar es la idea de que alquilar es un error financiero. “Decimos que alquilar es tirar dinero, pero ¿y los intereses de una hipoteca? ¿Los impuestos? ¿El mantenimiento? Todo eso también es dinero que no recuperás”, argumenta.
El acceso a la vivienda implica considerar costos ocultos como intereses, impuestos y mantenimiento, que también afectan la economía personal. Desde su óptica, la propiedad no garantiza estabilidad económica. De hecho, suele implicar gastos imprevistos y una rigidez que puede limitar las decisiones futuras. Según Housel, muchas personas que compraron casas en 2021 con tasas de interés del 2% hoy no pueden mudarse por cuestiones laborales, ya que un nuevo crédito les costaría el triple. “Esas hipotecas se volvieron una especie de esposas doradas”, resume.
Para el analista económico, la verdadera prosperidad está atada a la capacidad de moverse. “La movilidad es una medida directa de cuán dinámica es una sociedad. Si no podés mudarte, la economía se estanca”, concluye.
Un Cambio de Mirada Necesario
En un contexto global donde la vivienda genera más ansiedad que tranquilidad, Housel propone volver a lo esencial: pensar la casa como un espacio de vida y no como un activo financiero. En tiempos de incertidumbre, sostiene, las decisiones más acertadas no son las que maximizan el retorno económico, sino las que ofrecen estabilidad emocional.
“La casa no es una inversión. Es el lugar donde transcurre la vida”, parece decir en cada una de sus respuestas. Tal vez, sugiere entre líneas, el verdadero valor de una vivienda no se mide en dólares ni en metros cuadrados, sino en la paz que otorga y en los recuerdos que deja.