El proyecto que se construye detrás del megacartel que cubre un edificio emblemático ubicado en Callao y Libertador
LA CONSTRUCCIÓN DE ESTILO ECLÉCTICO BEUX ARTS TUVO EL PRIMER PREMIO A LA MEJOR FACHADA EN 1928; ADEMÁS FUE DE LOS PRIMEROS EDIFICIOS QUE SE HICIERON EN HORMIGÓN EN LA ARGENTINA
30 de mayo de 2025
07:29
6 minutos de lectura
La lona que recubre un icónico edificio porteño, ubicado en la esquina de las Avenidas Libertador y Callao, genera curiosidad entre quienes transitan la zona. Albañiles entran y salen con carretillas, andamios rodean la construcción y camiones con mezcladoras de cemento trabajan afuera. Algunos peatones se detienen a observar, mientras que otros, al pasar en auto, se preguntan qué se está gestando en su interior y cuál será el destino de este emblemático edificio.
Hace casi un siglo, este mismo rincón de Recoleta reflejaba una situación similar, ya que fue en 1927 cuando se terminaron de colocar los ladrillos de esta esquina emblemática. Con un diseño del estudio integrado por los jóvenes arquitectos Carlos Vilar (hermano de Antonio, pionero del modernismo en nuestro país) y Alfredo Villegas, el edificio de estilo ecléctico beux arts recibió el Primer Premio a la Mejor Fachada en 1928, otorgado por la entonces Municipalidad de Buenos Aires. Además, fue uno de los primeros edificios construidos en hormigón en la Argentina.
El emprendimiento se destinó al uso residencial y alojó a personalidades como Lino Palacio, famoso dibujante argentino que vivió y falleció allí tras un asalto que culminó en su asesinato y el de su esposa. Con el paso de los años, el edificio mutó y se convirtió en un espacio de oficinas, destinado a consultorios y oficinas, pero sin adaptar la construcción a este nuevo propósito. Sin embargo, esta reconversión no generó las rentas esperadas, ya que, a pesar de tratarse de un edificio con valor histórico, las instalaciones eran muy antiguas, los ascensores pequeños y las escaleras no cumplían con ninguna norma vigente.
La adecuación del edificio a las exigencias del código urbanístico actual no sería una tarea sencilla. Con el tiempo, la propiedad no generaba las rentas esperadas, y en 2020, la familia dueña del edificio decidió cambiar el rumbo de esta obra arquitectónica. Convocaron a un equipo de arquitectos especializado en edificios patrimoniales complejos, que ha restaurado el Palacio Libertad, el Museo del Holocausto y el del Bicentenario, entre otros, para adaptar esta obra arquitectónica catalogada como patrimonial y convertirla en un edificio de oficinas que responda a las necesidades actuales.
“El patrimonio se entiende como un elemento vivo y no estático, es necesario revitalizar el edificio para adecuarlo a la actualidad y también para su viabilidad económica”, afirman desde Becker arquitectos, el estudio que lidera el trabajo de puesta en valor del edificio, que se estima finalizar en mayo de 2026. El enfoque del proyecto busca cuidar las huellas del pasado y fomentar un diálogo constante entre lo antiguo y lo nuevo.
La decisión de apostar por un edificio de oficinas triple A, aunque de estilo boutique, se basa en que la estructura original no contaba con cocheras para destinarlo a vivienda. Además, la zona ofrece un alto nivel de transporte público y circulación de personas, lo que potencia el asentamiento de empresas. “Tiene una ubicación espectacular, cercana a residencias y restaurantes, con un shopping a una cuadra, mucho transporte público y sigue siendo céntrica, al mismo tiempo que conserva el encanto de un edificio antiguo reciclado,” opina Domingo Speranza, CEO de Newmark Argentina, quien añade: “Es una opción atractiva, con un carácter distinto, que presenta un producto que no hay”.
El edificio ubicado en la esquina de Callao y Libertador sumará cinco pisos nuevos. “Se trata de un edificio con una ubicación icónica y una fachada de alto valor arquitectónico. Sin embargo, las viviendas no tenían mucho interés constructivo y las escaleras no cumplían con el código. Podías usarlo para renta tal como estaba o transformarlo, generando uno de los edificios históricos más grandes restaurados, pero con la calidad de un edificio premium”, explica Daniel Becker, director del estudio homónimo.
Con esta premisa, decidieron transformar los espacios internos, despojando las divisiones interiores y unificando plantas individuales de 400 m² por nivel, conservando la altura original. Un dato interesante es que, aunque desde afuera parece un único edificio, originalmente eran dos bloques independientes que fueron unificados, generando un edificio con dos núcleos circulatorios. Sin embargo, nunca tuvo comunicación en los pisos superiores, solamente una vinculación en el hall de planta baja. Ahora, se eliminarán las divisiones del medio y contará con grandes espacios de planta libre, equipados con salas de reuniones, despachos privados y espacios técnicos o de guardado.
La escalera original se conservará entre el sexto y el séptimo piso. En el interior, los espacios se unificarán en plantas de 400 m² por nivel. La fachada será conservada, realizando una puesta en valor en la que se eliminarán los riesgos de desprendimiento y se reutilizarán los materiales constructivos en condiciones de ser conservados, minimizando el uso de piezas nuevas para conservar el valor documental de la construcción original.
Aunque las huellas de la historia del edificio se verán también en los espacios internos, se conservarán elementos del edificio anterior, como molduras, pisos de roble de Eslavonia y un fragmento de la antigua escalera, en la conexión del sexto y séptimo piso. Además, se reciclarán algunos materiales, como el mármol de carrara o botticino de la escalera antigua, para ser utilizados en otros espacios del edificio.
El séptimo piso, que originalmente pertenecía a sectores de habitaciones y servicios, será demolido y reconstruido con una altura mayor para mejorar iluminación y ventilación.
Por encima de él, se levantarán cinco nuevos pisos de entre 80 y 90 m², destinados a usos comunes, como comedor, terraza jardín y sectores de esparcimiento y descanso. Con ello, el edificio alcanzará un total de 12 pisos, además de planta baja, alcanzando una altura de 49,2 metros y un total de 4.170 m² construidos.
El local comercial de la esquina se mantendrá, aumentando su superficie, y se buscará una marca elegante que se adecúe al estilo del edificio. Además, el proyecto ampliará la superficie, recuperando áreas de los antiguos núcleos (donde estaban el ascensor y las escaleras) para destinar más metros al espacio de oficinas. El antiguo patio de aire y luz se utilizará para colocar la nueva escalera y ascensores. Aunque son varios los cambios propuestos, se trata de intervenciones que no serán visibles desde el exterior, asegurando así la preservación de la imagen del edificio original y la construcción que se incorpora será imperceptible desde las visuales peatonales.
Fuente: María Josefina Lanzi