La economía circular llega al mercado inmobiliario y transforma el uso de espacios vacíos
La economía circular se expande más allá de la moda y llega a otras áreas como el mercado inmobiliario. La propuesta es clara y apunta a monetizar espacios subutilizados, sin necesidad de construir más infraestructura y, a la vez, generar un impacto positivo en la sostenibilidad urbana.
Muchas locaciones permanecen cerradas gran parte del tiempo: salones de eventos que solo se usan los fines de semana, restaurantes con días libres en su agenda, viviendas con terrazas y jardines que rara vez se aprovechan.
Estos espacios representan un recurso valioso que, hasta hace poco, estaba fuera del radar.
En este contexto, aparece la plataforma SpacePal, que permite conectar anfitriones con personas y empresas que necesitan un lugar exclusivo para realizar reuniones, experiencias, producciones o celebraciones.
Monetizar espacios subutilizados
“En vez de sumar más cemento, lo que hacemos es darle vida a lo que ya existe. Cada espacio vacío puede convertirse en un recurso compartido, generando ingresos para sus dueños y al mismo tiempo reduciendo el impacto ambiental de la ciudad”, explica Mateo Caño, CEO de SpacePal.
El enfoque de la plataforma se enmarca dentro de la economía circular aplicada al urbanismo. Construir nuevos espacios implica consumo de materiales, energía y suelo.
De hecho, el sector de la construcción es responsable de casi el 40 % de las emisiones globales de CO₂, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En cambio, reutilizar infraestructura existente permite optimizar los recursos y reducir la huella ambiental, agrega el directivo.
Los ejemplos abundan y muestran la flexibilidad de la propuesta. Por ejemplo, un salón de eventos en Palermo, que antes solo abría los sábados para fiestas privadas, ahora se alquila entre semana para workshops, capacitaciones o sesiones fotográficas. Un restaurante en San Telmo que los lunes cierra al público encuentra posibilidad de recibir a equipos de filmación que lo utilizan como set de rodaje.
Una vivienda con terraza en Caballito, cuyo jardín apenas se usaba para reuniones familiares, hoy es escenario de eventos privados y cenas exclusivas al aire libre.
Reducir la huella de carbono, la clave de la economía circular urbana
Uno de los puntos más destacados es la experiencia de los anfitriones. Muchos dueños encuentran en este sistema una fuente de ingresos adicional sin necesidad de grandes esfuerzos. Basta con poner a disposición su locación en los días o momentos en que no la usan y la plataforma se encarga de conectarlos con quienes buscan espacios.
En cuanto a precios de los alquileres, un departamento vintage en Palermo cuesta $ 56 mil la hora; un restaurante para rodaje, $ 120 mil promedio la hora; y una terraza para organizar un evento, a $ 40 mil la hora promedio. “Proponemos cambiar la forma en la que entendemos los espacios: dejar de verlos como lugares que se usan de manera esporádica y empezar a pensarlos como recursos vivos, con potencial de ser compartidos y aprovechados por más personas”, agrega Caño.
Con un fuerte foco en la Ciudad de Buenos Aires y Miami y un modelo que ya está en expansión hacia otros países, la plataforma busca posicionarse como la referencia en soluciones de espacio flexible y sustentable.
“El potencial es enorme: solo en la Argentina, miles de locaciones permanecen sin uso durante buena parte de la semana. Transformarlas en oportunidades no solo genera beneficios individuales, sino que también contribuye a construir una economía más eficiente y colaborativa”, destaca el CEO.
Además, la plataforma ofrece seguridad y practicidad. Los usuarios pueden explorar locaciones en distintos barrios, reservarlas fácilmente y contar con soporte en todo el proceso. Los anfitriones, por su parte, acceden a una herramienta sencilla que les permite monetizar su infraestructura sin riesgos ni inversiones extra.
Fuente: Liliana Carbello –
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