Sus vecinos lo denunciaron por levantar un muro de 5 metros con alambre de púas sin imaginar quién era el dueño de la casa
Viven en una exclusiva zona de Estados Unidos y en una propiedad de US$6 millones. Su nuevo dueño mandó a colocar una valla de alambre de púas de casi 5 metros.
*15 de mayo de 2025*
*18:37*
*9 minutos de lectura*
El empresario volvió a quedar en el centro de la polémica por esta decisión.
Al principio, los residentes de la exclusiva calle cerrada en West Lake Hills, Texas, no sabían quién se había mudado a la mansión de 640 m² y seis dormitorios de al lado. Entonces llegaron los obreros de la construcción para levantar una valla de alambre de púas de casi 5 metros alrededor de la propiedad de US$6 millones, que es una de las cuatro casas de la frondosa calle. También instalaron una cámara orientada hacia el exterior. A continuación, una flota de autos —muchos de ellos Teslas— empezaron a estacionarse en la calle. Tres veces al día, un cambio de turno señalaba al personal de seguridad que entraba y salía de la casa. En una oportunidad, el conductor de un auto que pasaba gritó a altas horas de la noche que buscaba una fiesta en “casa de E”.
A nadie le agradaba el alboroto, ni el tráfico, ni la puerta que se abría y cerraba con teclado numérico para los trabajadores y los autos a todas horas. Así que incluso cuando se enteraron de boca en boca de que su nuevo vecino era Elon Musk, el hombre más rico del mundo, eso no impidió que algunos de los vecinos se quejaran ante las autoridades de West Lake Hills sobre su mansión.
Desde entonces, las denuncias han escalado hasta convertirse en una protesta en torno a las ordenanzas municipales, los permisos y las excepciones conocidas como variantes, hasta el punto de que el asunto de la casa de Musk desembocó el mes pasado en una polémica reunión de la Comisión de Zonificación y Planificación. El debate ya pasó por una sesión del Consejo Municipal de West Lake Hills, el 14 de mayo.
“El transporte de empleados del servicio a otras casas, dejando sus autos en nuestras tranquilas calles, llevando y trayendo la ropa sucia para lavarla en otras casas, tiene que acabar”, escribió Paul Hemmer, vecino y principal denunciante, a la Comisión de Zonificación y Planificación. La carta estaba firmada también por los ocupantes de las otras dos casas de la calle.
Durante los últimos meses, Musk, de 53 años, ha arrasado por todo Washington, haciendo caso omiso de las tradiciones establecidas y hackeando lo que consideraba burocracia federal innecesaria. Pero en su propio patio trasero, a las afueras de Austin, el multimillonario de la tecnología se ha visto envuelto en un laberinto de normativas locales y burocracia. Parece que nadie es lo bastante rico como para escapar de los vecinos.
West Lake Hills es conocido por ser un enclave de magnates, y este no es el primer caso de disputa en la zona. Sin embargo, la situación de Musk ha tomado un giro poco común. Se ha descubierto que él y su equipo no obtuvieron permisos para una puerta metálica y la valla construida alrededor de la propiedad, lo que hizo que la estructura de alambre de púas fuera 3 metros más alta de lo permitido. En total, la construcción infringió seis ordenanzas municipales. Después de que algunos vecinos protestaran, el equipo de Musk intentó obtener un permiso retroactivo para los proyectos.
Jim Pledger, uno de los seis comisionados de la Comisión de Zonificación y Planificación de West Lake Hills, dijo que él y sus colegas votaron unánimemente el mes pasado en contra de recomendar que se concedieran al propietario —se cuidó de no nombrar a Musk— variantes para los proyectos. Si se hiciera una excepción, dijo Pledger, “incentivaríamos a la gente a incumplir las normas”.
La polémica puerta de metal que Elon Musk colocó en su mansión en la pequeña localidad de West Lake Hills, Texas. A menos que el Consejo Municipal no esté de acuerdo con esa decisión, Musk se enfrenta a la perspectiva de tener que derribar la valla y la puerta o cambiarlas para cumplir las normas de la ciudad.
El magnate no respondió a las solicitudes de comentarios. Un administrador de la casa vinculado a la propiedad se negó a hacer comentarios.
La historia de Musk en Texas es relativamente reciente. El magnate de la tecnología, quien supervisa seis empresas, trasladó la mayoría de sus operaciones empresariales a este estado desde California a partir de 2021. Ha construido fábricas para su empresa de vehículos eléctricos, Tesla, su empresa de cohetes, SpaceX, y su empresa de construcción de túneles, The Boring Company, en los alrededores de Austin y la vecina Bastrop.
Musk quiso mudarse él mismo a Austin. Al principio quería construir casas para él y sus hijos (tiene al menos 13) en cientos de hectáreas que compró allí. Cuando el plan fracasó, buscó otras propiedades.
En 2022, Musk compró la casa de West Lake Hills a través de una sociedad de responsabilidad limitada, que recibió el nombre de la calle donde se encuentra la propiedad. La casa está en medio de un barrio residencial, al fondo de casi una hectárea de terreno en pendiente junto a una estrecha carretera pública, lo que dificulta la seguridad.
“Se supone que los castillos se construyen en las colinas, ¿no?” dijo Anne Yeakel, residente de West Lake Hills desde hace mucho tiempo, quien vive a la vuelta de la esquina. “Son compradores sofisticados, y si la seguridad era la directriz principal, esta no era la casa para ellos”.
Musk y su personal no se presentaron a los vecinos. Pocos residentes lo han visto allí. Pero se corrió la voz rápidamente en la comunidad de 3400 habitantes, y en poco tiempo todo el mundo supo que se trataba del nuevo vecino.
“Aquí todo el mundo lo sabe”, dijo Yeakel.
La mansión fue una de las tres que Musk compró en la zona en los últimos tres años para crear un complejo para sus hijos y sus madres. En un momento dado, Claire Boucher, conocida como la artista musical Grimes, vivió con Musk y sus tres hijos en la casa. Shivon Zilis, ejecutiva de neurotecnología que tiene cuatro hijos con Musk, vive a unos 10 minutos a pie. Musk también compró otra mansión de estilo toscano hace aproximadamente un año.
Los vecinos pronto comenzaron a sentirse frustrados por el alboroto constante en la casa. Veían entrar y salir a gente con fundas de pistola, mientras el equipo de seguridad aumentaba a la par que la preocupación por la seguridad de Musk. Aunque Texas tiene leyes permisivas en materia de armas, la actividad resaltaba.
“Yo llamo a ese lugar Fort Knox”, dijo Hemmer, un agente inmobiliario jubilado que vive al otro lado de la calle y es presidente de la asociación de propietarios del vecindario.
La casa estaba más tranquila los días en que Musk no estaba en la ciudad, dijeron los vecinos, sobre todo en los últimos meses, cuando vivía principalmente en Washington para asesorar al presidente Donald Trump. Ahora los residentes se preparan para el regreso de Musk, después de que dijera que pasaría menos tiempo en la capital del país.
A algunos vecinos les molestó especialmente la enorme valla que hay delante de la mansión, así como la gigantesca puerta metálica que hay al otro extremo de la propiedad, que parece servir de entrada para los empleados.
La guerra contra “el vecino” millonario
Hemmer, quien desde hace tiempo es propietario de un Tesla, se sintió tan frustrado con su vecino que empezó a sobrevolar la casa con un dron para comprobar si había infracciones municipales, y mantiene una cámara de video apuntando a la propiedad las 24 horas del día. El año pasado se quejó a los funcionarios de West Lake Hills de la valla de Musk, del tráfico y de que creía que el propietario tenía un negocio de seguridad en la propiedad.
El equipo de seguridad de Musk también se puso en contacto con el Departamento de Policía de West Lake Hills en relación con Hemmer, según los registros de la ciudad. Un funcionario de seguridad acusó a Hemmer el año pasado de salir desnudo en la calle, según los registros.
Hemmer negó que estuviera desnudo y dijo que estaba en su propiedad con ropa interior negra. Otra noche, dijo, estaba paseando a su perro completamente vestido y se detuvo cuando de repente necesitó orinar, lo que captó la cámara de Musk.
“Las cámaras me agarraron”, dijo Hemmer. “Da miedo que haya tipos sentados viéndome orinar”.
Tras repetidas protestas de Hemmer, los funcionarios de West Lake Hills descubrieron que Musk había infringido las ordenanzas municipales con la valla y la puerta. El mes pasado, la Comisión de Zonificación y Planificación debatió si concederle variantes para los proyectos.
Antes de la reunión, Tisha Ritta,